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La naturaleza curiosa de Karura le ha impulsado a diseñar invenciones sin parar, lo que le ha llevado a la creación de numerosas maravillas. La última, un artilugio con crampones, cables, poleas y ganchos, le permite volar entre los árboles, los riscos y los tejados con la misma gracia y velocidad que sus amadas primas aviarias.
La naturaleza curiosa de Karura le ha impulsado a diseñar invenciones sin parar, lo que le ha llevado a la creación de numerosas maravillas. La última, un artilugio con crampones, cables, poleas y ganchos, le permite volar entre los árboles, los riscos y los tejados con la misma gracia y velocidad que sus amadas primas aviarias.
CONTENIDO
1x miniatura montada de Karura, 1x carta de Referencia de Karura.
Muchos Clanes se niegan a viajar por las tierras de los Ijin, incluso por mar, porque los lugareños no solo son difíciles de tratar, sino que también son extremadamente severos con los forasteros y tienen propensión a encerrar a los viajeros en jaulas de hierro ocultas en las profundidades de las montañas. Los Ijin pueden ser indómitos y crueles, pero a los forasteros que son capaces de demostrar su fuerza se les trata con respeto, y se les concede el privilegio de tratar y comerciar con el Clan.
Los Yamazaru son un pueblo robusto, feroz, espiritual y campechano. Aunque muchos de ellos valoran el estoicismo y el pragmatismo, pues son rasgos necesarios para sobrevivir en los duros entornos montañosos que les son predilectos, también tienen una faceta muy bromista. Les gusta gastarse bromas entre ellos y también gastárselas a cualquier forastero que desafíe las montañas para visitarlos o comerciar con ellos. Aparte de esto, sienten mucha curiosidad por las cosas nuevas.
Durante años, gente de todas clases ha empleado o ha ayudado a este agradable y servicial hombre. Ha trabajado como chef, sanador, maestro y masajista, entre otras ocupaciones. Pocos saben que los terratenientes explotadores, los jueces corruptos, los jefes de bandoleros y los criminales que han quedado lisiados, en la ruina o han amanecido muertos deben su fin a este humilde hombre.
A veces, los muertos no pueden descansar. Onryo murió aterrorizada, furiosa y entre grandes sufrimientos. Ahora atormenta a cuantos viajeros se le acercan o a aquellos que le recuerdan a la familia que la asesinó. Demasiados han seguido a su distante y fantasmal figura al vislumbrarla entre los árboles y se han unido a sus pequeños huesos en una negra y solitaria charca.
La capitana del espléndido navío mercante Tako-Tako es tan célebre por su desenfreno como por sus maravillosas mercancías. A Shojo le encanta empinar el codo, así que siempre lleva consigo una botella (o más) dondequiera que desembarque. Además, les cae encima a sus oponentes con la furia de un tifón… Mientras le dure el sake, claro.
